Qué bueno el blog! Este dibujo me recuerda a un decir de Spinoza de que "una mesa es una mesa", y a borges, quien, parafraseándolo un poco, señalaba (negativamente) que el campo de (im)posibilidades es aún más amplio: "Un libro no puede ser, a la vez, una escalera". Me animo a interpretar este, tu dibujo, un poco como borges la frase spinoziana; el sólo hecho de pensar la imposibilidad del libro como escalera nos abre la posibilidad de imaginar, siquiera imaginar, una silla que no sea una silla, un libro que sea, también una escalera...
Porque mi papá dice que comprarles un buen vino es como darle margaritas a los chanchos. Lo meten al freezer y después compran uno de dosconcuarentaicinco y dicen que es Patero y no se lavan los pies en las uvas, ni en bidet ni en fuente de mayo. Echan hedor la mayoría del tiempo y cuando no, compran margaritas para masticar a ver si les quitan el mal aliento y los pétalos se les quedan encastrados en las muelas, ma qué torno ni qué torno m’hijo, dame un cacho de pan que muerdo, o una manzana, que a mi primo el menor le bajamos todos los dientes con eso. Comé, comé, comé. Hincale el diente Juancito, dale nomás que no tiene gusanos, porque son de las buenas, de Río Negro, como el buen vino.
Porque la vieja de la vieja fue bibliotecaria: deidad protectora de la ciencia y de las artes. No toques nena ¡no toqués! andá a dormir, que eso te toca, como a los chanchos en primavera, si las estrellas no saben ni pueden mirar.
(Hoy la foto de ella encima del aparador, su esfumado celestial, el cachete rosado por la acuarela, una poesía en el iris: chiquitito se lee que se casó con un chancho)
Del barro venimos y al barro volvemos.
Porque del otro lado de la sangre vienen todos del campo. Los malvones les llegan a la cintura. De chica yo los creía tréboles. Cuando encontraba un cuatro-hojas esperaba paciente al duende irlandés y pelirrojo (irlandesa yo?) pa' que me traiga suerte. Hasta que los malvones dejaron de crecer cerca del molino: ni lluvia, nada.
La abuela decía ya va a crecer y acomodaba la bosta con sus manos. No sabés con caca qué bien crecen las plantas. Las margaritas a la caca la mastican bien, se ve.
Porque la chancha del vecino saltaba el alambrado y se metía en la finca. La chancha y once chanchitos. Ancha de caderas y de corazón les daba teta dale que dale y los gordos pasaban al patio, se comían los tréboles, y los duendes pelirrojos e irlandeses y, a veces, también, una foto en blanco y negro.
Porque las musas son nueve como el día del año en que nací y nunca me inspiraron. Por eso.
4 comentarios:
Que bueno que volviste! :)
Hi!ummm este dibujo me suena jeje, has hecho un trabajo fantástico. Por cierto te dejo un enlace a un video que creo te va a gustar:
http://www.andreubuenafuente.com/?id=p936
Besos.
che que buenos estan los dibujossss!! SON TUYOS???
Qué bueno el blog!
Este dibujo me recuerda a un decir de Spinoza de que "una mesa es una mesa", y a borges, quien, parafraseándolo un poco, señalaba (negativamente) que el campo de (im)posibilidades es aún más amplio: "Un libro no puede ser, a la vez, una escalera". Me animo a interpretar este, tu dibujo, un poco como borges la frase spinoziana; el sólo hecho de pensar la imposibilidad del libro como escalera nos abre la posibilidad de imaginar, siquiera imaginar, una silla que no sea una silla, un libro que sea, también una escalera...
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